sábado, 17 de octubre de 2015

OBITUARIO de Teresa Rodríguez


OBITUARIO 

SOCIEDAD LUTERANA DE DAMAS DE VENEZUELA 

Considerando que el día miercoles 14 de octubre, a las 3:30pm. Descansó en la paz eterna, de nuestro Señor y Salvador, la hermana: Teresa Rodríguez viuda de González, a la edad de 77 años, Miembro de la Iglesia, por mas de 50 años, desde la Iglesia Betel en Rio Chiquito, Edo. Monagas, donde conoció y compartió el amor de Cristo, pasando por la Iglesia Príncipe de Paz, Sierra Caroní, La Ascensión en San Félix , asistiendo y sirviendo fielmente en la iglesia La Reforma, ahora miembro de la Iglesia triunfante.

Madre de 4 varones y cuatro hembras: María Elena de Yegüez, Carmen de López, e Isbelia Gonzáles. Miguel Antonio González Y Luís Eduardo González. Abuela de 18 nietos, Oscar y Edward López, siendo Edward uno de los liturgistas en la iglesia, a todos ellos nuestras condolencias.

Considerando el dolor que embarga y enluta a la familia Giménez Rodriguez, y demás miembros en la Iglesia Luterana La Reforma.

La Sociedad Luterana de Damas Luteranas de Venezuela.

ACUERDA 

Primero: Elevar nuestras plegarias y oraciones ante Dios nuestro Señor, rogando para que Dios les de el consuelo y la fortaleza necesaria a nuestros amados hermanos y hermanas, al igual que a todos sus familiares y allegados. En la certeza del amor de Dios en Cristo, quien promete estar con nosotros en todo momento, especialmente en los momentos de angustia y dolor. Salmo 23:4

Segundo: Unirse al duelo que embarga a la familia Giménez Rodriguez.

Tercero: Brindar el apoyo y acompañamiento necesario en los actos de duelo.

Cuarto: Orar por todos los miembros que integran la familia.

Quinto: Notificar a las iglesias miembros de la ILV, especialmente a las Sociedades de Damas.

Sexto: Hacer entrega del presente acuerdo a los familiares y hermanos en Las Iglesias: La Ascensión y La Reforma. .

En Barinas a los 17 días del mes de octubre de 2015.

 “Y serán llamados árboles de justicia, plantió de Jehová, para gloria suya”. Isaías 61:3c

domingo, 4 de octubre de 2015

EL AMOR ES UN MANDATO

Lo que aprendí en el sermón de hoy. Mateo 22:34-40

                                                 EL AMOR ES UN MANDATO.

Cuando pensamos en el concepto de la palabra amor, lo asociamos a un sentimiento o emoción, que eventualmente nos embarga, y por lo general es condicionado o por lo menos, esperamos encontrar ciertos atributos en el ser amado, para que se haga merecedor del amor que se le profesa; es decir esperamos alguna  recompensa. 

En la lectura de hoy encontramos a los fariseos, un grupo enfrentados doctrinalmente, a los saduceos quienes  anteriormente Jesús habia hecho callar, (mostrandoles su ignorancia de las Sagradas Ecrituras), oyendo esto los fariseos se juntaron, con el propósito de tenderle una trampa a Jesús,
el trasfondo era ¿Quien es el mejor? Justificandose en el cumplimiento de la ley.

La pregunta: -Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento en la Ley? 
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento y el segundo es semejante: Amaras a tu projimo como a ti mismo.

Como podemos apreciar el primer mandamiento incluye la totalidad del ser humano: razón, sentimiento y voluntad, es una entrega total, implica colocar a Dios en el primer lugar, una prioridad de vida. 

El segundo, Cristo dice es semejante: la prioridad o compromiso es el bienestar del prójimo.

Los fariseos y saduceos competian en orgullo, los fariseos en el conocimiento de la ley y los saduceos por su tradición y servicio en el templo. Sin embargo Jesús les muestra que estan errados en la aplicación de Las Sagradas Escrituras, particularmente por su egoismo, el egocentrismo no permite ver mas allá del propio interes, conveniencia o beneficio.

Del mandato del amor depende toda la Ley y Los Profetas. Mateo 22:40.

Un mandato de Dios no es opcional, no deberia depender de si me hace sentir bien, si me agrada.
En este espejo encontramos reflejada nuestra condición humana, no hemos cumplido su Ley, no hay justificación posible.

Por esto Cristo es la justificación dada por Dios, El asumió en la cruz, nuestra falta de amor hacia Dios y hacia nuestros semejantes, y en su infinita gracia nos otorga su perdón.

Ahora, nuevas criaturas reflexionando cada uno en las prioridades de su corazón, podemos decir: “Señor, gracias por tu excelso amor, ayudanos y enseñanos a amar, como tu nos amas”.