TESOROS
DE IDENTIDAD.
El
Año Liturgico, es un recurso valioso, que ayuda a los creyentes a
realizar cada año un recorrido por los eventos significativos en la
vida de Cristo y su Iglesia.
La
Iglesia de Cristo, no necesita, inventar historias, crear nuevas
terminologías, o autoproclamarse en cargos que muestran muy poca
humildad, todo lo contrario, resaltan egocentrismo trasnochados que
engañan y seducen en aras de reconocimiento y humana popularidad.
El
Año Liturgico, nos recuerda que: Cristo es el “Señor” de su
Iglesia, a él sea toda gloria, honra y honor.
En
cumplimiento de las promesas, dadas por Dios a los Patriarcas, nació
en Belén.
Sin
embargo, no encontramos en Las Sagradas Escrituras, una fecha exacta
para su nacimiento, no ocurre igual con su muerte, establecida con
precisión en el Calendario Judio, como la celebración de La Pascua.
(Números 9:2-4)
Si
bien es cierto que el nacimiento, vida y obra de Cristo, de acuerdo a
las promesas y profecias se realizan en un contexto local, su muerte
y mas aún su resurrección trasciende y fundamenta su Iglesia
universal, preservandola en su Sola Gracia, hasta su gloriosa segunda
venida.
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