Muy de mañana, siendo aún
oscuro, (Juan 20:1)
Las mujeres vinieron al
sepulcro.
Podemos imaginar, el dolor que
pesa y agobia el corazón, ante la pérdida de un ser amado.
Con facilidad las lagrimas
nublan la visión y el entendimiento, los obstaculos se agigantan.
Las mujeres camino al
sepulcro, sabian que no tenian en si mismas la fortaleza necesaria
para remover la piedra que les impedia el paso.
El Evangelio según San Mateo
28:2 habla de un gran terremoto, la obra de Dios Padre manifestada,
para terror de los incredulos.
Angeles que proclaman: ¿Porque
buscas entre los muertos al que vive? Lucas 24:5
Ciertamente difícil de creer,
la naturaleza humana no entiende, la razón y las emociones engañan.
Estas
mujeres le vieron morir.
Es necesario Cristo; La
palabra viva y manifestada, que llama por nombre (En el Santo
Bautismo)
Solo a partir de su llamado,
de su Palabra, cobramos vida.
La evidencia, las obras estan
ante nuestros ojos, pero no son suficiente, nuestras obras,
semejantes al ungüento y especies aromáticas que llevaban las
mujeres, no ayudan a entender Las Sagradas Escrituras; Es necesario
que Dios se revele en Cristo y nos hable, con su palabra al corazón
(Juan 20:16)
Solo entonces miramos la cruz
cargada de nuestra incredulidad, nuestra soberbia al pretender
alcanzar el cielo por nuestros propios medios, la cruz refleja el
precio de nuestra maldad y desobediencia.
Esa corona de espinas, esos
latigazos, el escarnio y la maldición... No fueron otros, fué mi
culpa.
Cristo murio por mi y también
resucitó, si mis pecados estan en la cruz, tambien es mía su
resurrección.
Su amor y no el mio, venció
la muerte, el pecado y el diablo.
Y estas fragiles mujeres, son
ahora portadoras del mas poderoso y glorioso mensaje: No temaís,
ve y dile a mis hermanos.
¡¡¡
Cristo ha resucitado !!!
Referencia: Martín Lutero,
Sermones para Semana Santa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario