domingo, 7 de junio de 2015

El rico y Lázaro

Lo que aprendí en el Sermón de hoy. Los Mandamientos y la piedad.
El rico y Lázaro. Tomado del Evangelio según San Lucas 16: 19-31

Una historia bien conocida por muchos, que pone de manifiesto a quien adoramos o rendimos culto.
De realizar una encuesta, con la preguntas ¿a quien adoras? sin duda que la respuesta automatica seria: Dios, ¡por supuesto!

-Bien, ¿conoces sus mandamientos?
-Un poco.
-¿Podrias hablarme un poco sobre tu aplicación del Quinto Mandamiento?
-Bueno... este... Yo no hago mal a nadie, nunca he matado.

Sabias que en el Quinto Mandamiento: “No mataras” Dios no solo  prohíbe hacer daño al prójimo, decir o hacer cosa alguna que le amargue o le acorte la vida, sino que le ayudemos y hagamos prosperar en todas las necesidades de su vida. (“Todo él que odia a su hermano es un asesino.” 1Juan 3:15, Mateo 5:21-22).

En la historia de hoy, vemos al hombre rico disfrutando con un esplendor ostentoso, en contraste con la pobreza y condición miserable de Lazaro, esperando las migajas que pudieran caer de la mesa.

El hombre rico, olvido que todo lo que llegó a ser y poseer, fue por que Dios permitio que así fuera.
Este hombre tambien podria justificarse a si mismo diciendo, “Las riquezas no son malas, yo no he matado a nadie” (Por supuesto que las riquezas no son malas, en La Biblia encontramos algunos casos, por ejemplo Abraham, El Padre de la Fe) Si los bienes se convierten en el centro y razón de vida, es el problema.

Aconteció que Lazaro y el rico mueren y ante la presencia de Dios, Quien podrá justificarse?
Lo que atesoramos en esta vida, tendrá valor ante su presencia? Donde queda?

El hombre (ya no tan rico) clama de misericordia, -manda a Lazaro que moje la punta de su dedo y refresque mis labios. Petición negada, -no se puede.

Insiste de nuevo ya no por él, ahora por sus 5 hermanos. Respuesta: Tienen la Palabra de Dios, oiganla. La egolatria del ser humano le impide ver o apreciar la misericordia y piedad de Dios en el sacrificio y resurrección de Cristo.

Ahora estamos bajo la Gracia de Dios, En Cristo tu inversión celestial es segura. Que Dios te permita ver y ayudar a quienes tienen necesidad de piedad y misericordia.